Talleres y Conferencias

viernes, 15 de julio de 2011

A la Tierra. T. I. E. R. R. A. TIE-RRA



La Tierra es mía y yo soy de la Tierra
Fuerte… eternidad… madera… vida… agua… fuego… planeta… mundo… patria… suelo… terreno… piso… polvo… arena… origen… misterio… fin…
En el infinito espacio del universo, que la mente humana es incapaz de imaginar, existen miles de millones de galaxias. Entre estos millones, hay una en forma de espiral, con una extensión de cien mil años luz. Es la Vía Láctea, la cual contiene alrededor de cien mil millones de estrellas. Una de ellas es el Sol.
Hace 4,500 millones de años, en una explosión de vida,el Sol hermafrodita parió a la Tierra, junto con algunos cientos de hermanos, grandes y pequeños que se dispersaron formando la familia del Sistema Solar.
La Tierra, hija del Sol, en sus primeros mil trecientos millones de años, fue conformándose del polvo cósmico, (un tanto disperso en un principio), bajo temperaturas muy elevadas, debido a la condensación y a las reacciones de desintegración radioactiva.
Tierras estériles, tierras fértiles, tierras vírgenes, tierras exuberantes.
La propia energía de la Tierra, auxiliada por la energía del Sol, fue creando átomos, moléculas, gases, para dar paso a las primitivas formas de vida que la Tierra creó para si.
La Tierra quería ser madre y dar a luz, pero tuvieron que pasar otros dos mil millones de años para que aparecieran las primeras células, las cuales son las unidades básicas, estructurales y funcionales de todos los seres vivos.
Así fue creando la Tierra Madre diversas plantas y animales, organizadas en diferentes ecosistemas.
A los niños les gusta jugar con la tierra, hacer bolitas de lodo o castillos de arena.
Más de trecientos mil trecientos millones de años le llevó a la Tierra crear la inmensa diversidad de vida vegetal y animal.
Al fin se manifestó. Hermosa, inteligente, poderosa y rica… intensa. Apasionada de la vida.
La tierra donde naciste no la puedes olvidar porque tiene tus raíces.
Inventó la tundra, suelo cubierto de blanquísimo hielo, habitado por níveos osos polares; formó la taiga, tierra llena de abetos y abedules, por donde se pasean el lobo, el zorro, el alce y el venado; generó los verdes bosques coníferos, con sus pinos de hojas perenes; hizo los bosques templados, los pastizales y los chaparrales… y el caluroso y helado desierto, el extenso desierto de suelo arenoso, pedregoso, con nopales, biznagas, magueyes y huizaches… mi hermoso y dorado desierto.
Del polvo vienes y en polvo te convertirás.
El Sol, la Luna y las estrellas cooperan con la Tierra, para adornarla, para seguir creando vida belleza y seducción.
Pero la Tierra tiene un cuerpo sensible, un alma en perpetua combustión, a veces sosegada, cuando el espejo del lago está dormido, a veces terriblemente encolerizada, cuando el volcán escupe fuego para aniquilar. O para liberar. Acaricia con su suave arena o hiere con la espina filosa; limpia con sus aguas cristalinas o destruye con la fuerza de sus huracanes. Canta con el viento y los grillos, ruge con sus tormentas eléctricas. Brilla en gotitas de rocío… embelesa con la aurora y el ocaso.
La Tierra tiene un espíritu que es uno solo unido con el mío, que es el espíritu del infinito espacio del universo
Un pedacito de tierra quiero para ser feliz, un sábado de mazorcas y un domingo de maíz.

Esperanza Aguilera
2006

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